lunes, 5 de septiembre de 2011

MI AMIGO ESTEBAN
En esta fotografía estamos cuatro amigos de la infancia, criados juntos, del mismo barrio, dos de la calle Voluntad y dos de la calle Prosperidad

Abajo agachados, Manolo y Antonio, dos de mis mejores amigos y a mi lado, Esteban.

Hace mucho tiempo que tenía pensado escribir de mi amigo Esteban, porque es un tío muy especial, es un monstruo (como él le dijo a Paco de Lucia en un Festival en la Plaza de España).

Tocaba la guitarra desde muy joven. Ya su padre Antonio Sanlucar  que fue un gran guitarrista, tocaba en las ventas de las cercanías de Sevilla, acompañando a cantaores y bailaoras y Esteban aprendió escuchando a su padre y llevándose horas y horas en su casa con la guitarra, sacándole los sonidos más inimaginables.


En nada de tiempo ya tocaba “Entre dos aguas” como el mismísimo de Paco de Lucia, le daba clase a japoneses cuando solo tenia veinte años y a él nadie nunca le dio una clase, era autodidacta en todo. Fue a una gira como guitarrista con  Bambino, cuando vino de la gira, me trajo un regalo para mi hijo recién nacido ,un anillito.

Nos aficionamos a jugar al ajedrez en el colegio de los salesianos de Triana, allí íbamos todas las tarde varios amigos, al poco tiempo jugaba al ajedrez mejor que todos nosotros. Yo entonces compraba el diario marca (ojo que estoy hablando de hace mas de 40 años) ahora ni aunque me lo regalen. Le tenía que recortar los problemas de ajedrez de los grandes maestros y el tío los resolvía.

También jugábamos al billar, lo mismo a carambolas que a tres bandas, pues nada, que enseguida fue el que mejor jugaba.

Con todo lo que le gustaba, se obsesionaba, hasta ser el mejor.

Y como jugador de futbol, era un bohemio, aparecía cuando le daba la gana, jugaba el tiempo que a él le parecía ya que tenía poco físico, pero aprendía los regates mas inverosímiles y más de una vez después de darle tres pases a un contrario en el corner, se volvía hacia nosotros riéndose y se iba a la caseta.


 Podía  estar escribiendo de Esteban dos horas más, como el regalo de boda que me hizo. Estábamos  en los Salesianos la tarde anterior y él que siempre andaba cortito de pesetas me cogió y me dijo, “acompáñame a un mandaíto” salimos y cuando llegamos al bar Duero entramos y le dijo al dependiente, “me pones medio kilo de gambas de las buenas”, las pusieron en un cartucho de papel, me lo dio y me dijo “estas te las comes con tu mujer mañana”.

Bueno pues este gran amigo, gran persona, de la noche a la mañana desapareció, su familia le buscó, incluso en el programa de televisión de Paco Lobatón y  hasta el día de hoy no hemos tenido noticias de él.

Pero yo sigo hablando de mi amigo Esteban como si estuviera entre nosotros.

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